Había llegado hace un par de días a un pequeño poblado a las a fueras de la enorme ciudad, a pesar de ser algo pequeño, no dejaba de escucharse el ruido de la gente al caminar entre las calles iluminadas por pequeños faroles en cada esquina.
Aun cuando la tarde comenzaba a morir, Salí dispuesto de la habitación que había rentando en una posada del lugar el cual era bastante cómodo, para poner en práctica cierto tipo de cosas, tome la gabardina blanca que estaba en la silla de madera junto a la puerta para salir del lugar.
Camine entre la gente sin tomar importancia el viento soplaba moviendo los delgados cabellos plateados que cubrían mi rostro y sin tomar importancia en la gente que pasaba a lado sabia que este día seria algo especial al menos lo siguió meditando hasta toparme con la entrada a un parque—Que gratos recuerdos…—dijo levantando la mirada un momento y entrando al lugar; observando cada mínimo de los detalles.
Me detuve un momento al divisar una figura agradablemente conocida, una enorme sonrisa se dibujo en mi rostro y sin pensarlo más camine a donde se encontraba, ese cuerpo perfecto que tanto había deseado acompañado de los más hermosos ojos que pedirán existir. Me detuve frente de el agregando un peculiar comentario—Tsuzuki-san que grata sorpresa verle en este lugar… ¿a caso se ha perdido?—